Ha pasado mucho tiempo desde que escribí por última vez en
este blog, quizás ahora sea el momento adecuado para escribir algunas líneas de
un torneo que logra mover millones de masas en uno y otros países: El Mundial
de Fútbol Brasil 2014, un evento que junta a 32 equipos en un mismo país. Sin embargo
no solamente son los pertenecientes a estos 32 países, los que disfrutan de
este Mundial, es impresionante como algunos aficionados (por no decir muchos)
se identifican con países lejanos a su nacionalidad, es ahí donde me incluyo.
Desde que tengo uso de razón tuve la gran decepción de no
poder ver a mi selección en un Mundial, han pasado 32 años desde que no asiste
a este evento. Solamente quedan videos en donde aparecen grandes jugadores
como: Cubillas, Cueto, Sotil, Chumpitaz, entre otros.
A partir de ahí nace mi fanatismo por una selección Sudamérica,
que siempre ha estado llena con un “ego” impresionante, pero a la vez mezclando
esa garra uruguaya con la del buen juego brasileño, pero claro está que estas
buenas vibras solo sucede en un Mundial o partidos en donde Perú no se vea
perjudica.
Ya en el actual Mundial, Argentina llegó con el cartel de
que iba a ser protagonista pero que difícilmente podría ganar el mundial, sin embargo
ahora está a un paso de lograrlo. Si bien es cierto logró clasificar con
puntaje ideal a octavos de final, pero las dudas y los fantasmas seguían rondando
la albiceleste, pero la selección argentina tiene algunos privilegios, como la
de contar con un jugador único, por no decir de otro planeta, y que en
cualquier momento puede aparecer para solucionar los problemas en donde su selección
se vea en apuros, como sucedió contra Irán en el último minuto y que le dio el
triunfo o como también paso contra Suiza, que en tiempos suplementarios se sacó
a más de un jugador para dejar a Di María solo contra el arco. Estas situaciones
hacen pensar que para este Mundial Lionel Messi no llegó simplemente para
conocer Brasil, sino para ponerse el equipo al hombro y terminar levantando la
Copa del Mundo, tal como lo hizo Maradona en el 1986, año donde Argentina ganó
su segundo y último Mundial.
El domingo 13 de Julio del 2014, se jugará la gran final.
Por un lado estará Alemania, un equipo demoledor que viene de aplastar a
Brasil, anfitrión y pentacampeón mundial, y a además llega con un día más de
descanso y si a esto le sumamos que su rival jugó 120 minutos y no 90 como la selección
europea; mientras que por el otro se encuentra la Argentina, un equipo que ha
sufrido mucho para llegar hasta acá, pero que gracias a su buen planteo táctico
y un ordenamiento en todas sus líneas, ha logrado mantener su valla invicta
desde los octavos de final. Alemania es el favorito de muchos, pero no puedes
dar por muerto a Argentina, sino miremos que pasó con Holanda, donde muchos pensaron
que iba a terminar como terminó el anfitrión.
Mañana en las tribunas los hinchas también jugarán su
partido aparte, por un lado los miles de hinchas argentinos que invadirán Río
de Janeiro, estos que son únicos para poder entender lo que es la verdadera pasión
por el futbol, y por otro lado los alemanes que tendrán el apoyo incondicional de
muchos brasileños (por no decir todos) que esperan que Argentina no logre
coronarse campeón, porque sería la estocada final para estos brasileños que aun
están dolidos con el 7 a 1 y a la vez porque temen que su país sea el escenario
para una fiesta argentina que sin dudas sería la más grande de sus últimos años.
Ahora es el momento para Messi, tendrá que demostrar que
puede convertirse en el mejor jugador de la historia por delante de grandes
jugadores como Pelé y Maradona. La pulga ya ganó todo con el Barcelona, y su
vitrina está a la espera de la Copa del Mundo, ese trofeo que muy pocos lo pueden
tener y que sin dudas es el más importante para cualquier futbolista que
practica este maravilloso deporte. A partir de allí ya no quedaran dudas de
quien se convertirá en el mejor jugador de toda la historia del fútbol.